Karla y Rene pasean por Coyoacán. Sus manos van entrelazadas. Risueña como siempre, bromea con su hermano. Y así, en la noche esta todo lo que le aman. Ya que las estrellas, los edificios, la gente, los perros, los vendedores de elotes y esquites, los hippies, el café humeante, los algodones de azúcar, las pulseras de madera, las suelas de los tenis...
los carros lujosos, el disco de moda, ropa confortable, el ultimo poema, las flores que cuelgan del brazo de la anciana, el cielo nublado, las veladoras en busca de esperanza, la canción que suena de fondo, el idilio de un amor, el anillo de compromiso de la joven pareja que camina atrás de ellos, la cicatriz en la cabeza de Rene, la operación de anginas de Karla...
y el piso de piedra que los ha visto innumerables veces, así como los ha atendido el joven provinciano del “Café Jarocho”, y van al mercado y se arremolinan junto a las quesadillas y disfrutan; disfrutan todo, por que son afortunados, dichosos, del placer de vivir. Y sienten lastima por todos aquellos que no viven lo mismo. Pero esos infortunados también se aferran a su existencia. Sí, por que por más hambre que tengan, más frió del que protegerse, más dinero que conseguir, más obstáculos que afrontar, viven con la misma intensidad.
El mundo de los desdichados(los que no van de compras, los que no tienen tres comidas al día, los que solo tienen para sus pasajes, que viven amontonados en un mismo cuarto, que soportan los desaires...) y el mundo de los afortunados(los que visten mejor, los que sonríen, los que comen mejor, los que leen, los que toman un café caliente en las mañanas, que viven en familia...) es el mismo mundo donde batallan con sus actos, sus demonios y las alegrías. Todos tiene derecho a la misma existencia. A la vida. Aquí esta lo que todos aman. El frenesí de las calles, el golpeteo de los zapatos, las sonrisas y las muecas. Aquí esta la vida
Woow que manera de describir la existencia, solo se resume al presente :)
ResponderEliminarLo he sentido... vivir con esa intensidad, existir así. Todos los días, a cada rato, de vez en cuando, los sábados y los días de lluvia, me he sentido así. Un abrazo MeWo. Intenso y sueave texto, genial!
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