Nine es la nueva película de Rob Marshall, director de la sobrevalorada Chicago y la terriblemente aburrida Memorias de una Geisha. Cuando se anuncio el proyecto que hoy nos ocupa, mis esperanzas fueron al cielo al ver el conjunto de estrellas que estaría al frente. Daniel Day-Lewis, Marion Cotilliard, Penélope Cruz, Nicole Kidman, Kate Hudson, Sophia Loren, Judi Dench y Fergie (cantante de los Black Eyes Pies): puro peso golden en la industria del entretenimiento.
Y así Marshall comprobaba su poder de convocatoria en Hollywood. No solo dio uno de los puntos altos en la resurrección del género musical en el cine, al llevar a Chicago al triunfo en los Oscar, y que Memorias de una Geisha fuera un decoroso éxito en taquilla. Ahora su labor es la adaptación a la pantalla grande del musical ganador del Tony, Nine. El musical está inspirado en la obra maestra de Fellini, 8 ½. Voy llegando del cine y tengo varias cosas que decir. Buenas y malas.
Como ustedes saben, yo soy detractor de Chicago, sobre todo porque le arrebato el Oscar a dos joyas cinematográficas que ya forman parte de lo mejor del cine en la década pasada. Los filmes que me refiero son: Las horas de Stephen Daldry, un retrato doloroso sobre la condición humana y Gangs of New York de Martin Scorsese, que es un testimonio del nacimiento de una de las naciones más violentas. Chicago es un musical muy bien filmado y entretenido, pero hasta ahí.
Nine repite la historia. Es una película espectacular. Un diseño de producción y de vestuario impresionante. Bellamente fotografiada, sobre todo los números musicales. Y sobre todo un elenco apasionado y que entrega todo en escena. Y Marshall se confirma como un gran director de actrices (OBVIO sin llegar a la maestría de otros mejores cineastas feministas actuales: Almodóvar, Tarantino, Mendes, Hanake…). Pero el guión es muy disparejo y hace que todo el esfuerzo arriba mencionado derrumbe el gran filme que pudo ser.
Y me extraña porque, el guion es firmado por uno de los cineastas más respetados de la industria: Anthony Minghella., director de las maravillosas y emblemáticas Breaking and Entering y The Talented Mr. Ripley, obras maestras del cine negro, llenas de suspenso, tensión, sexualidad e intriga. Y también director de las dos elocuentes y enormes The English Patient y Cold Mountain. Vaya pues, el hombre era un genio (falleció el año pasado) y sus películas eran garantía de calidad y buen cine.
Mi pregunta es ¿Qué tanto respetaron Marshall y su crew la visión del cineasta finado? Porque como fan del cine de Minghella, déjenme decirle que el visionado que presencie tiene pocas constantes de su cine…y si tomaron el guión y lo filmaron ¿era un borrador o en qué etapa creativa del mismo decidieron llevarlo a la pantalla? ¿Minghella en realidad entrego un trabajo tan medio a los Weinsten para que echaran a andar el proyecto?
Nunca lo sabremos, pero este es el principal problema del filme. La historia es sobre la crisis existencial de un hombre maduro y que le impide encontrar inspiración para su siguiente filme. La primera secuencia es brillante, porque plantea la premisa de manera genial. Sin embargo, todo se desborda hacia los problemas sentimentales y de cama del protagonista. Y de esta forma, los números musicales lucen incoherentes dentro del desarrollo de la historia, porque no ayudan a avanzar la historia, solamente reafirman el mood de la obra. Y Daniel Day-Lewis se muestra entregado y a tono, pero no está al nivel de sus trabajos anteriores. Y es aquí donde la película es salvada por las siete actrices que rodean al protagonista.
La primera de ellas es Marion Cotilliard como Luisa, la fiel esposa de Guido. La Cotilliard esta magistral como la mujer abnegada, dolida, triste. Y no solo eso, tiene a su cargo los mejores números musicales del filme, destacando Take it All, donde se devora por completo la pantalla, al interpretar un número musical que es una liberación para su personaje. La dignidad que mantiene hasta la ultima secuencia y el amor incondicional a su marido, hacen de esta, la mejor presencia del filme.
Después esta Penélope Cruz como Carla, la amante de Guido. Derrochando sensualidad, inocencia, conformismo, la española vuelve a imponerse como una actriz muy buena. No solo canta y baila estupendamente, el tono pícaro del numero me hizo reír y disfrutar como si estuviera en algún cabaret. Pero debo de admitir que Marion merecía más la nominación al premio de la academia que la misma Cruz.
Nicole Kidman ha sido critica en su papel por no brillar lo suficiente. Pero su rol daba para más y ella lo lleva a cabo con valentía y lo resuelve de una manera exquisita. Su numero musical es una súplica de amor no correspondido, y por lo tanto vemos un momento muy triste en la pantalla. Una diosa del cine, perfecta, musa, bajada del cielo, llena de vida, es descalabrada por la vida.
Las demás actrices están muy bien. Judi Dench está bien como la confidente de Guido, y su número es correcto para una mujer de su edad. Sophia Loren, en un rol muy breve, ilumina la pantalla con su presencia, sin embargo un rol que pintaba más interesante es desaprovechado por el director. Esto aplica también para el personaje de Kate Hudson, que esta bellísima en pantalla y baila como tornado y su simpatía es explotada pero su personaje no tiene cabida en la historia, solo funge para darle un empuje narrativo a la historia de Guido y Luisa, eso sí, su número es muy bueno, hasta ganas de bailar me dieron. Y Fergie demuestra su domino de escena en un personaje también muy rico, pero muy desaprovechado.
En mi opinión, las actrices entregan el alma en cada escena, y por decirlo de alguna forma, opacan el trabajo de Lewis que parece en otra película, donde su intensidad contrasta con el carisma del ensamble femenino. Y todo esto por culpa de un guión inexplotado o tal vez ignorado o tal vez que solo sirvió como escaleta. Y todo esto gracias a Rob Marshall, un director muy bueno para ensamblar el aspecto visual, pero que aún le falta mucho para ponerse al mando de trabajos tan complejos como los tres que ha dirigido. Ahhh y por cierto, que alguien le recuerde que en el Teatro es totalmente justificado la salida de escena de personajes, pero en Cine tienes que llevarlos a un plano más complejo y visual, no solo poner, cortar y pegar.
Nine está viva solo por las actrices. Y me sigo preguntando ¿Cómo hubiera quedado en manos del cineasta Anthony Minghella?
Perfecto Mr meWo, veré la movie con mis ojos y me acompañará tu buena crítica para disfrutarla.
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